He aquí que estoy ahora en ella
En esta ocasión, mis ganas incontrolables por masturbarme obedecian a no poder hacer el amor con la sirena de mis sueños, mientras ella se desvanece en la distancia y en el tiempo.....
Me desperté temprano al día siguiente, como todas las mañanas por un trabajo inacabado,
Esta vez no me desperté con el despertador, me levantó la tremenda erección que presentaba mi verga y que experimentamos todos los hombres por las mañanas.
¿No es verdad eso, amigos hombres? ;-)
Bueno, apenas retiré las sábanas pude darme cuenta de que mi polla estaba super dura y palpitaba como diciéndome:
-Agarrame y pegame un meneo por favor!
De hecho, la agarré con mi mano derecha y estuve tocándola por unos minutos, primero notando como las venas se hinchaban, luego como toda mi polla aumentaba de diámetro hasta ocupar toda la palma de mi mano, notando las palpitaciones y su peso, luego pelando su tronco y dejando que el glande escapara furiosamente, hasta que sentí como las primeras gotas de preseminal humedecían la cabeza. Apreté el tronco de mi pene con mi mano y entonces observé como mi verga segregó una gota de preseminal más grande que las que habían salido antes.
Aquella gota era especial, brillaba como si fuera una esfera de cristal, amenazando con caer desde el agujerillo de mi verga hasta mis vellos dejando tras de sí un largo hilo cristalino. No resistí la tentación y recogiéndola con un dedo me la llevé a la boca.
Mmmm, el sabor ligeramente salado del zumo segregado por mi propia verga, me excito aún más, me hacía pensar en la boca de ella y en el sabor que sentía cuando segregaba mis primeras gotitas, que ella tragaba gustosamente, una salsa espesa, cuyo sabor le recordaba el sexo del bueno que le esperaba, pero lastimosamente ya era muy tarde y llegaría tarde al trabajo, por lo que no me quedó más que dejar mi polla llena de preseminal en paz y proceder a ducharme y vestirme para salir como alma que lleva el diablo.....
Bueno, el caso es que mi trabajo no me estaba importando en ese momento, ya que yo solo podía pensar en el pajazo de horas antes.
Por fin la jornada terminó y luego de conversar con algunos compañeros como de costumbre, me subí al coche y decidí retornar a mi casa con la idea de retomar mi paja inacabada. El trayecto entre el trabajo y mi casa es algo largo, y si sumamos a ello el tráfico pues la verdad es que yo ya estaba desesperado por retomar aquella masturbación estaba obsesionado y mi polla me lo hacía notar porque mientras conducía podía sentir como me palpitaba dentro de los pantalones pugnando por salir.
Era tal el tráfico que decidí acortar por una calle secundaria, que la verdad fue un alivio pués dicha calle parecía de esas del viejo oeste en donde no hay ni un alma. Yo seguía pensando en mi paja inconclusa y lo bien que lo pasaría llegando a casa, mi pene parecía salírseme de mi pantalón y la verdad es que ya sentía mi boxer algo húmedo. Al mover la pierna para acelerar y frenar el pantalón ejercía presión sobre el miembro que dificilmente cabía ya en el pantalón, provocando un masaje que de seguir así me iba a dejar con los ojos en blanco.
Fue mientras transitaba por aquella calle de aquel barrio tranquilo cuando decidí hacer un ligero cambio de planes.
Mis ganas por masturbarme eran tales que la verdad no creía poder llegar a casa por lo aparqué en un parking. Miré alrededor y me di cuenta de que de un lado había un terreno vacío y del otro lado un pequeño parque rodeado de árboles. El lugar era perfecto para dar rienda suelta a mi paja sin ser visto.
Sin perder tiempo, me bajé el cierre de mi pantalón y pude ver que mi boxer estaba ya bastante húmedo en la zona donde hacía contacto con mi pene. Procedí a bajarme el boxer y mi verga palpitante por fin fue liberada. No tuve que ni siquiera sacarla porque esta salió sola con un gran salto.
Empecé a frotarme la cabeza de mi verga aprovechando la excesiva lubricación y a ratos también probaba algo de aquel preseminal tan delicioso.
Luego agarré mi pene con mi mano derecha y empecé a bombear arriba y abajo, como un pistón, produciéndome esto un enorme placer. Con mi otra mano libre me acariciaba mis bolas, estirando mis testículos lo más que podía y también realizaba exploraciones hacia mis tetillas que podía sentir como se ponían duras como rocas debajo de mi camisa.
En ese momento no pensaba en nada, solo el mismo hecho de verme ahí sentado en el coche, medio desnudo con mi pene erecto, era ya suficiente motivo para pajearme a gusto.
Supongo que las tremendas ganas con las que amanecí, seguidas a que me encontraba en un lugar desolado donde podía dar rienda suelta a la actividad que más me gusta me estaban llevando a la máxima expresión de placer.
Estuve por varios minutos dándome mano en mi verga, subiendo, bajando, y también frotándome directamente el glande hasta que no pude soportar más.
Entonces decidí abrir la puerta del auto y sentarme a la orilla del asiento apuntando con mi verga hacia la calle.
No estuve mucho tiempo así puesto que por la excitación no tardé en eyacular experimentando un orgasmo muy explosivo.
Varios chorros de ardiente leche salieron disparados para caer sobre la calzada de aquella vía solitaria.
Me sacudí la verga para hacer que todo residuo de mi semen cayera y así poder nuevamente poderme guardar la verga dentro de mis calzoncillos.
Luego de eso me quedé dentro del coche reponiéndome de aquel momento de éxtasis total mientras observaba como mi semen se transformaba en una mancha sobre la calzada, formando un curioso dibujo.
Pienso repetir la experiencia otra vez, pero no quiero hacerlo seguido por temor a que alguien me descubra y ya no pueda contar con dicho lugar. Ahora de vez en cuando paso por el lugar y me excita pensar que sobre esa vía dejé mi simiente y parte de mí.