miércoles, 4 de septiembre de 2013

El Taxista Generoso

-Ni hablar yo de aquí no me bajo
-¿Cómo? Debe usted apearse por favor.

Estaba estupefacto, era la primera vez en su dilatada carrera que un cliente se negaba a bajarse del taxi....

-La carrera es de 17 €, yo no puedo hacer nada y necesito que usted se baje para seguir trabajando.
-La culpa es tuya, estoy agobiadísima, tengo un montón de problemas y tu, tú ...me encuentro con un taxista que lleva música sinfónica exclusiva del único concierto de Rick Wakeman Journey to the Centre of the Earth, tu vehículo me ha devuelto la magia que me falta, ¿pretendes que me vaya?

-¿Te gusta la música que pongo?
-¿Gustarme?. Me vuelve loca, no soy rica pero te alquilo el taxi para el resto del día quiero que me pasees por la ciudad y me pongas la música que te gusta a ti.

Tragó saliva, a él le gustaba poner la música que le hacía evadirse entre las montañas o penetrar hasta el fondo de las mismas, era como viajar a través del alma, y ahora una extraña quería compartirlo.

-Verás, la música para mi es mi escapatoria, por eso no doy conversación a los clientes, pongo la música y observo disimuladamente sus caras, sus gestos.
-Tu taxi es un micromundo y me gustaría que me invitases a entrar en él, me has puesto la miel en los labios.....llévame solo a mi un ratito mas por favor.

De modo que ella conoció con otro punto de vista los rincones mas maravillosos de la ciudad por alguien que la recorría a diario y se dejó llevar por las sonidos de orquestas y composiciones que jamás había oído mientras escuchaba atenta las peripecias para obtener determinados CD's únicos y piezas valiosas de coleccionista.
Vieron el atardecer desde un pequeño restaurante en el puerto con vistas a los barcos pesqueros y las redes desordenadas sobre el muelle.

Al salir la llevó a casa el no quiso cobrarle pero ella insistió en hacerlo, pero le pidió la dirección puesto que no llevaba tal cantidad encima.

Al día siguiente ella fue a buscarle a su casa pero él, tozudo no quiso cobrar por lo que ella no tuvo mas remedio que devolverle con creces todas las sensaciones, vello erizado incluido que él le había metido bajo su piel el día anterior y de las que no podía desprenderse.