martes, 1 de abril de 2008

Crónicas de un clip


Estaba tranquilo, descansando, olvidado,
enredado entre los adornos del mantel de tela, tu ahí en la silla, al sentarte tus muslos me apretaron contra la parte inferior de la mesa, me rozaban, quizás me notabas, yo a ti si, desde luego, contrastaba mi frio metal con la tibieza de tu piel, ¡que placentero! sentir tus muslos redondos y duros a través del vestido, me percibías (o eso me parecía) y cambiabas el cruze de tus piernas, tu peso rotaba entre tus nalgas, para siempre acabar notándome en tu muslo izquierdo, yo alargaba mi alambre para rozarte cuando no llegabas a tocarme, de repente algo fue mal, al moverte tu y estirarme yo, un hilo de seda de tu falda mal cosido, se me enrolló y a la vez yo me quedé anclado en la mesa mudo de expectación, por tus movimientos, total cuando tu falda se enganchó en el extremo, intenté avisarte, pero fue inútil los clips usamos usamos un tono de voz imperceptible para los humanos, me retorcí para liberarme de un hilo que me axfisiaba, noté la presión, mientras tú, pensabas que estabas enganchada a la mesa y te levantaste violentamente sin percibir la situación, estiraste y casi me descoyuntas, mi forma se alargó hasta que no pude más, se me engancharon definitivamnete los hilos de su vestido rojo de tela suave, entonces te apartaste para desembarazarse de mi y sucedió lo que tenía que pasar, yo y el tejido habíamos dado de si toda nuestra elasticidad, oí un rassssssss seco y ensordecedor, la tela al desgarrarse, y fuí observando tu piel lentamente, mientras se abría el vestido, como Moisés cuando ordeno abrirse el Mar Rojo, hasta que por fin el tejido paró de quejarse, a través de ese 'siete' caprichoso y deshilachado se podía apreciar el contraste entre el blanco de tus muslos redondos y el rojo de su vestido, desee que ese momento hubiese durado mucho más y la raja hubiese llegado hasta el infinito.
Ahora estoy entre tus dedos suaves, mientras te preguntas que hago yo ahí y me vuelves a dar la forma habitual.
Te quedaste ahí de pié, instintivamente te tapaste, pero luego al ver que estaba yo solo ahí, dejaste que esa raja deshilachada y caprichosa adornase tu falda como la 'Z' del Zorro.
Luego me tomaste entre los dedos, sorprendida de que un alambre tan pequeño y barato pudiese dar al traste con un vestido de seda tan caro y tan grande ........

1 comentario:

almadeangel dijo...

realmente original...o me sinpalabras jajaja