martes, 12 de mayo de 2009

Alquimia Salina

En el Hospital del Mar, no podían dar crédito a lo que estaban viendo, los auxiliares que tocaban a aquella mujer iban sintiendo unas pequeñas parálisis en los dedos. El cirujano que la intervino para extraerle una especie de pene rocoso, alojado en su vagina, tuvo que parar la operación varias veces por sentirse entorpecer por momentos.
En las Ramblas de Barcelona, entre las estatuas vivientes, hay una que destaca entre las demás, recubierta de blanquísima sal, los rayos de sol hace que brille especialmente, apoyada sobre un árbol, la policía le ha hecho varios requerimientos por no pagar sus tasas, a los que ha hecho caso omiso, a pesar de que las palomas picotean su cabeza y los perros dan lenguetazos a sus tobillos sigue estática.

Lo más extraño es que como a algunas estatuas griegas, le falta el pene y no se atisba rastro de sangre o de dolor. También es de reseñar, que a diferencia de otras estatuas las pupilas estén recubiertas de sal y mantengan un liquido acuoso permanente.

5 comentarios:

Azu dijo...

Uau!!
Qué texto impresionante!!
Me has dejado pensativa... El texto tiene mucho en que pensar, es como si aquella mujer ha estado con la estatua viviente, que en realidad se ha convertido en una estatua...

Saludos y muy bueno el blog!

belita dijo...

Supongo que a veces puede pasarnos eso, nos convertimos por pretender aquello que no esta a nuestro alcance en estatuas con sal en las pupilas y lagrimas petrificadas en los ojos a la vez que permitimos la amputación de parte de nosotros.

Bonito relato.

Besos

Nadia dijo...

No volveré a utilizar la expresión "parece de piedra" por si acaso.

Besos

Lilyth dijo...

Sucede a veces... nos convertimos en aquello que nos empeñamos en aparentar, me gusto mucho el texto!

sumisas barcelona dijo...

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