martes, 1 de julio de 2008

Ellas también compran tabaco


La lluvia golpea los cristales furiosa, el repiqueteo metálico de las gotas y sus dibujos en los cristales de la ventana impiden que mi mente se concentre, me cuesta pensar en algo en concreto, mi garganta está seca, me cuesta tragar, hormigueos y calambres en las extremidades, visión borrosa, dolor de cabeza, sensación de mareo y taquicardia. La cabeza se me va en medio de un desconcertante cosquilleo, y el pulso me tiembla cada vez más. Es el producto de haberla dejado ir a por tabaco, han pasado ya 5 minutos y ya estoy elucubrando, a que kiosko irá, ¿sonreirá cuando le sonrian?, por donde irá, por donde pasará.
Nuestra despedida no fué muy amable...
-Voy por tabaco
-Vale
No puedo más y la llamo por el movil, pero ella no contesta, sigue lloviendo abro la ventana a ver si la veo por la calle, no tiene aspecto de parar de llover. Sigo su posible recorrido imaginario, los saltos que ha de hacer para no mojarse, debajo de que edificios estará más a cubierto y mientras los malditos tejanos me están extrangulando los huevos.
Entonces, desvío los ojos hacia su bolso, asoma una cajetilla de tabaco, lo abro con impaciencia e introduzco un dedo rastreador que confima mis sospechas: en efecto, quedan 6 cigarrillos.
Desesperado, cierro un segundo los ojos y aparece su imagen en un relámpago que ilumina toda la estancia. Sus azules ojos, coronados por unas largas pestañas, la sonrisa... sus labios... Su voz suave. Me arden los ojos. Me hierven dentro las lágrimas incipientes que desean brotar. Me trago mis propios escupitajos y entiendo que ella... jamás volverá.
Me sale un suspiro tranquilo, mezclando el vaho sobre las gotas aleatorias del cristal de la ventana, quizás estos pequeños sobresaltos son livianos con el sentimiento que me inspira la sóla imagen mental de su ausencia total.
Extraigo del bolsillo derecho del jean, un mechero plateado que me regaló, lo que daría por encenderle su cigarrillo dar dos bocanadas y pasarselo, lo enciendo y me quedo boquiabierto, mirando la debil llama, lo aprieto con fuerza entre mis dedos. Me preparo un café en una vieja cafetera, su aroma adormece mis meditaciones.
-Ring...ring ...ring suena el insolente timbre. Abro
-No he podido dejarte y se lanzó en mis brazos totalmente mojada

4 comentarios:

anette dijo...

bufff que bonito , es delicioso el relato, increiblemente delicioso.
Si me amaran asi , yo tambien volveria...

Karla dijo...

No hay que precipitarse...

Naked dijo...

Yo también me lanzaría a tus brazos... totalmente mojada.

Irresistible.
Kusss

Susy dijo...

Realmente delicioso..desde que te descubrí cada ía disfruto mas leyendote...

Besos dulces y cálidos querido Clip...