domingo, 13 de septiembre de 2009

30 Pies de Complicidad


Noto el grácil repiqueteo de sus talones desnudos sobre la madera de teca oscura, caliente por el sol, no necesito verla para saber que está extasiada por el horizonte lleno de mar, sin referencias que anclen la mente.


De proa a popa tan solo 30 pies, incrédula intenta contarlos a pesar de los vaivenes de las olas, arriba el ruido intenso del flameo de las velas, y leves quejidos quejumbrosos al retorcerse armonicamente la armadura de nuestra pequeña cáscara de nuez, por debajo de la quilla un chapoteo rítmico que indica un avance lento a no se sabe donde...

El sol cae lentamente sobre el horizonte, rayos de luz bañan mi torso desnudo, reparto la concentración entre las tareas propias de la navegación y miradas furtivas hacia ella, sus zapatos negros, tacón con tacón colocados metódicamente entre un amasijo desordenado de cabos y aparejos, me descubro a mi mismo sonriendo tontamente. Deseaba compartir con ella la soledad de alta mar, sin más ataduras.

Se acercó y colgando su peso de mi antebrazo al cabo de un rato dijo.

-¿En que piensas? ......

Miré su pelo dorado, ahora su frente estaba despejada por el viento y sus ojos mas claros que nunca.

-Creo que te quedaran las marcas del sol de la camiseta.

Sonrió rompiendo su cara .... y se me erizó otra vez la piel.



4 comentarios:

Lydia dijo...

Un velero de por sí... ya resulta un lugar altamente sugerente... con grandes dosis de erotismo: el mar, el movimiento, la soledad y supongo que 20 pies también...

Clip dijo...

Bueno Lydia hemos ampliado la eslora un pooo a 30 pies, para lo que viene luego se necesita espacio para tumbarse holgadamente sobre la cubierta bañada por el sol .... ;-)

Besos !

geheugen dijo...

Decir algo más que

EXQUISITO

es manchar las lineas perfectas de tu mar de palabras y los destellos de sol en los ojos complices.

EXQUSITO

Belita dijo...

Preciosa historia y buena manera de conseguir un objetivo, si, si que las marcas en la piel son muy feas, jajaja.

Besos

P.D.: Me ha encantado la cadencia del relato era como el vaivén de las olas meciendo ese barco.