¿Que me sucedía? .... Estaba ahí sentado, en medio de un parque, rodeado de árboles frondosos, sentado en un banco rodeado de palomas, no sabía porque les estaba dando de comer, abrí la mano llena de migas de pan, no me acordaba, ni de mi trabajo (dependiente en un videoclub), ni de lo que tenía que hacer en la próxima hora, en los próximos días, no tenía proyectos, las palomas se acercaban y se retiraban defraudadas, puesto que no les prestaba atención, y los trozos de pan se quedaban entre mis dedos, la gente pasaba alargando la mirada, disminuyendo el ritmo de sus zancadas, mirándome desde lejos y girando el cuello a medida que llegaban a mi altura, para no perderse un detalle, se les notaba impasibles y extrañados, al cruzar sus miradas con la mia terminaban por vencer su vacilación y aceleraban el paso.
Ni siquiera me acordaba de haberme vestido, llevaba unos tejanos, un polo de color verde oscuro y unos zapatos naúticos, mi piel estaba tostada por el sol, me miré el vello de los brazos, era rubio, que bien quizás también tuviera unos hermosos ojos azules, quizás era sueco o africano, me levanté de un salto y comprobé con satisfacción que tenía agilidad, que era alto, también comprobé que me comía las uñas, al mirarme los dedos. ¿que edad tendría?.
De repente me di cuenta que todo este tiempo aferraba con fuerza en mi mano izquierda, una cajita de plata ovalada, la abrí y allí aparecieron tres hermosos botones relucientes, blancos de nácar, no tenía ni idea que significaba eso, me miré de nuevo y comprobé que en mis pantalones pasaba algo, estaban abiertos y mostraba parte de mi ropa interior.
¡¡Faltaban los tres botones superiores de latón que debieran cerrar la bragueta!! ....
Una vez ya puestos en situación, me dirigí hacia la salida del parque, con la vista en el suelo, quizás buscando esos malditos botones que me faltaban, dí unas patadas con rabia a unas botellas rotas que saltaron hechas añicos, cuando me di cuenta del escándalo me encontré rodeado de miradas inquisidoras, la falta de mis tres botones, me confería un aspecto un tanto extraño, de modo que para solucionarlo, estiré el polo al máximo por encima de los jeans y me dirigí a una mercería en la que se podía leer un rótulo que rezaba "LOS TRES BOTONES".
Al entrar en la tienda me quedé atónito, el local tenía muy poca luz y se cruzaban gente de distintas edades, hombres y mujeres de aspecto despistado, pero todos ellos con el denominador común de que en alguna parte de su vestimenta faltaban, tres botones, no había mostrador ni dependientes, la gente intercambiaba miradas y tímidamente sacaban cajitas, en las que los botones coincidían de una forma misteriosa con los que aún quedaban en las prendas desprovistas de los mismos.
Una vez ya puestos en situación, me dirigí hacia la salida del parque, con la vista en el suelo, quizás buscando esos malditos botones que me faltaban, dí unas patadas con rabia a unas botellas rotas que saltaron hechas añicos, cuando me di cuenta del escándalo me encontré rodeado de miradas inquisidoras, la falta de mis tres botones, me confería un aspecto un tanto extraño, de modo que para solucionarlo, estiré el polo al máximo por encima de los jeans y me dirigí a una mercería en la que se podía leer un rótulo que rezaba "LOS TRES BOTONES".
Al entrar en la tienda me quedé atónito, el local tenía muy poca luz y se cruzaban gente de distintas edades, hombres y mujeres de aspecto despistado, pero todos ellos con el denominador común de que en alguna parte de su vestimenta faltaban, tres botones, no había mostrador ni dependientes, la gente intercambiaba miradas y tímidamente sacaban cajitas, en las que los botones coincidían de una forma misteriosa con los que aún quedaban en las prendas desprovistas de los mismos.
En un pequeño espejo de forma ovalada, me hizo descartar lo de mis ojos azules, también descubrí mi aspecto, el cuál no me resultaba familiar, no era rubio aunque mi pelo era castaño ligeramente cobrizo, sin embargo el pelo de mis antebrazos estaba quemado por el sol.
Me pregunté ese tipo de cosas que siempre se pregunta uno, en situaciones que nos superan: ¿Qué significaba este sitio? ¿Qué tuvimos que hacer para perder tres botones y para coincidir justo en ese lugar, con alguien que aparentemente los ha recuperado?
Cuando la vi a ella, desee con todas mis fuerzas que mis pequeñas piezas nacaradas, coincidiesen con los que faltaban con su blusa de encaje, aunque si soy sincero me quedé impresionado con aquella belleza despistada y su blusa abierta mostrando generosamente sus pechos y la parte oscurecida de la aureóla de sus pezones.
Me pregunté ese tipo de cosas que siempre se pregunta uno, en situaciones que nos superan: ¿Qué significaba este sitio? ¿Qué tuvimos que hacer para perder tres botones y para coincidir justo en ese lugar, con alguien que aparentemente los ha recuperado?
Cuando la vi a ella, desee con todas mis fuerzas que mis pequeñas piezas nacaradas, coincidiesen con los que faltaban con su blusa de encaje, aunque si soy sincero me quedé impresionado con aquella belleza despistada y su blusa abierta mostrando generosamente sus pechos y la parte oscurecida de la aureóla de sus pezones.
Tembloroso coloqué aquellas piezas blancas brillantes en la oscuridad, al lado de las que quedaban en la parte inferior y coincidían exactamente en forma y tamaño, sin querer rozé uno de sus pechos, el dorso de la mano se me hundió en aquella turgencia y me salió un suspiro incontrolado de lo más hondo de mi ser.
Ella echó el cuello hacia atrás levemente, me miró a los ojos, sonriendo abrió su mano derecha y allí aparecieron hermosos botones, que cayeron al suelo, rodando hacia nuestros pies, nos agachamos casi al unísono, rozándonos el rostro, por un instante pude embriagarme con su aroma, casi notar su piel tibia, con los dedos me tomó los jeans por la cintura, notaba el dorso de su mano contra la piel de mi vientre, sus movimientos eran dulces pero terriblemente sensuales, colocó uno de sus botones en la boca, para poder tomar el que me quedaba, atrapándolo con la mano y para verlo mejor a la luz, estirando y palpando descaradamente lo que estaba debajo del botón también, terriblemente excitado por aquellas caricias casuales, me salió un aullido interno de placer, que recorrió todo mi cuerpo como una descarga eléctrica, al comparar las dos piezas de latón con la tenue luz del local, apreciamos que los dos eran del mismo material, cobre y latón, pero el diseño no coincidía en nada.
Entonces vi como su cara se decepcionaba, comprendió que yo no era su medio botón, se dio la vuelta y vi como se alejaba entre las sombras de aquellas personas a las que les faltaban tres botones.
Me pregunté otra vez, ese tipo de cosas que siempre me pregunto: ¿ Por qué siempre después de todas las coincidencias pasadas, no se producen justamente las coincidencias que uno quiere que se produzcan ?
Y me pongo a pensar y pensar, aún sigo con mi cajita y los tres botones de nacar.
6 comentarios:
Me has dejado intrigada... a ver como termina la cosa...
Besitos.
mmmm..me quedo a la expectativa de la continuación..creo que ya te imaginas cual seria el final por mi parte..
Besitos dulces...
Ains ya te dije que tomaras las pastillas para la memoria , pero claro , nunca haces casito a lo que se te dice , ahora , estas perdido en un parque , todos buscandote desesperados , la poli , la guardia civil ,los vecinos ... al menos podias darnos mas señas de los arrededores donde te encuentras. Por cierto , los botones que encontraste en tu mano , ya se los puedes ir devolviendo a tu madre , no se como se te ocurrio , cojerlos , son para poner en el pantalon de lino que se compro tu hermana , el que tu "sin querer" estropeaste pensando que era de cordon ;) y lo rajaste por la cinturilla , recuerdas ? . un beso en la barbilla otro en el rostro y otro en esa memoria tan deficiente que tienes que nos tienes a todos locos ;)
No me lo puedo creer!! Que nos dejes así de esta manera!
A ver si te acuerdas y te pones a contarno como contínua, de doonde es, de donde viene, y, lo más importante, si tiene los ojos azules.
Un beso, te sigo
Yedra
Genial, me gusta.
Mmmmm ..espero que encuentres ese medio botón...
No existen las casualidades y coincidencias, todo pasa por algún motivo..y alguién lleva tus tres botones en una cajita..
Besitos adictos...
Publicar un comentario