jueves, 9 de enero de 2020

Lenguaje corporal

-¿ Pero que coño estás mirando ?. ¡ No me ni puto haces caso !

Desde hace unos minutos, mi vista enfocaba un rostro de mujer sonriente que destacaba entre las múltiples cabezas de aquel restaurante atiborrado de gente, no se porqué mi mirada navegaba curioseando, mientras mi pareja me hablaba sobre unos intrascendentes cambios de muebles en su trabajo.

Por fin había encontrado una ventana al mundo exterior, una distracción entre aquellos rostros anónimos que me desconectaba de la conversación y del escenario....

Entonces sucedió algo raro, percibí una mirada, me estaba clavando los ojos, distraída abstraida en sus pensamientos, al sentirse descubierta al devolverle la mirada, respondió bajando los ojos timidamente acompañada de una sonrisa, admitiendo la culpabilidad y pidiendo disculpas por la impertinencia. 

Tengo que reconocer que me impactó, me recordó mucho a una amiga que tiene sus mismos rasgos, esa mujer, está alojada permanentemente en mi mente y no me la puedo quitar de la cabeza, me llena la mente solo pensar en ella. El caso es que estaba sentada ligeramente de lado a una mesa de distancia, su pareja espalda con espalda con la mía pero en diagonal, estratégicamente bien colocada.......

No se porqué, pero sentí que se ponía nerviosa cuando la miraba, pero lo raro es que ella esta vez no apartaba la suya, luego miraba a su pareja, y su rostro se tornaba mas serio, jugaba con el pan, con las copas vacías, al cabo de unos minutos de miradas divageantes, volvía a buscar mi mirada, la situación me incomodaba pero me divertía me lo estaba pasando en grande fantaseando con los pensamientos que podía tener ella.

Pedimos la comida y un botellín de cerveza. Ella optó por una Cocacola. De modo que empecé a jugar distraídamente, llené la copa y con espuma de la cerveza rebosante acaricié mis labios mientras la miraba, dejaba que la espuma bajase por el cristal, mientras pasaba un poco la lengua por el borde, pero ella en lugar de incomodarse, metió el botellín en la boca y lo sacó lentamente, varias veces dejando que sus labios se doblaran voluptuosamente, abrazando el cuello de la botellas, sin dejar de mirar de reojo, yo ahora no podía parar de observar aquello, pensando en otras cosas mas carnales, esto se había convertido en un juego peligroso, me arriesgaba a que su marido se molestara y mi pareja me pillara jugando con la vecina de la mesa de al lado, ella jugaba con la aparte de arriba de la botella rozando sus dedos suavemente por la botella manteniendo una mirada extraviada, ahora que había captado mi atención, sabía que estaba jugando conmigo.





Llevaba ya tres cervezas, no paraba de beber, pues era la situación en la que mejor podía disimular mis miradas, estaba como nervioso y excitado al máximo, mi mirada y mis contestaciones ya no tenían ningún sentido, el alcohol en mi sangre se había aliado a esta situación y me estaba alterando.

-Depende -¿ Pero como que depende ? te estoy preguntando si me he cortado bien el pelo y tu me dices que ¿depende como se mire?

-¿Quieres hacerme más caso por favor?

-Puede que si, puede que no....

Me cansé de parecer un memo, ahora la pondría yo nerviosa a ella, notaba que ella tampoco podía seguir su conversación coherente en su propia mesa, le aburría, a saber que estaría pensando, pero sinceramente me daba igual, mi intención ahora solo era desestabilizarla y jugar con mi mente imaginando que era mi cómplice para alegrar conversaciones aburridas.
En el momento que me vuelve a mirar en un momento de distracción, me lancé a la piscina y zasss le lanzé un guiño uuff !!!. Por un momento se intercambiaron los papeles ahora la que había perdido la cordura era ella, le cayó la servilleta y luego con el codo tiró la botella al plato de pulpitos con salsa, casi se le cae, se había autodelatado sola.

Acababa de entrar en el juego !!!!. Por finnnnnnnnn !!!
Ahora ya sabíamos las reglas, se prometía una velada interesante, ella quería jugar, así que se relajó apoyó su espalda en la silla y cuando nadie la veía, me puso una mirada seductora mientras apartaba su pelo del cuello con su mano bajándola suavemente por su cuerpo, aquello se estaba poniendo complicado.
Me entró una risa nerviosa, por que tenia que llevar mi conversación en mi mesa y a la vez estar a la ataque con la otra mesa. Así nos pasamos toda la noche entre gestos y risas toda la cena yo imaginando que era ella (le encantan estos juegos), y cuando mas pensaba en que ojala fuera ella, mas me excitaba, notaba como una serpiente estaba abriéndose paso en el pantalón, se iba bombeando en pequeñas contracciones, cada vez mas fuera, debía abrir las piernas para que no se me cortara la respiración, buffff, y la muy cabrona, veía eso perfectamente, se percataba de mi paquete inflamado, debajo de la mesa y me daba mas combustible para seguir haciéndome sufrir, cada vez me dolía mas el jean apretando con fuerza, tenía unas ganas tremendas de liberarla y sentir el roce de unas manos, notaba como si palpitara solo como si fuera acariciada, entonces pude detectar en ella algunos movimientos de caderas extraños y como con sus manos se rozaba los muslos por encima del vestido, como si lo alisara por encima.

Estaba super emocionado, hasta que llegó el postre los dos habíamos pedido lo mismo yo pedí una tarta de chocolate con nata y ella con un gesto de la cabeza hizo que a los pocos minutos le trajeran lo mismo, intente comérmelo lo mas juguetón posible manchándome los dedos sin querer, pero a conciencia y chupando ruidosamente mis dedos para limpiar el chocolate.

Sentía como ella me miraba cuando chupaba el chocolate y estoy segura que en mas de un momento deseó no haber empezado aquel juego......Entonces a ella jugando con la tarta, aparentemente le cayó o más bien se tiró un buen trozo en el escote, toda la piel entre sus pechos, se llenó de un chocolate negro y resbaloso, pegó un grito y su marido solícito, con una servilleta intentó limpiarla, ella se inclinó hacia delante y estiró del escote hacia afuera para que el pudiera limpiar y además alimentar mi vista, cada vez estiraba más los tirantes hacia fuera, hasta que una teta saltó suavemente......ella sonreía y se tomó todo su tiempo en meterla, primero la limpió, la tomó acariciandola suavemente y la alojó ente su vestido.
Entonces no se que pasó, se oyó un grito y luego descubrí que había salido de mi garganta, en honor a la verdad mas bien diría que salió un aullido que anuló la música del local, e interrumpió todas las conversaciones, el resto es fácil de entender, me echaron del restaurante por escándalo público, lo cual no fue muy buena idea porque al levantarme apareci totalmente empalmado, con todo mi rostro y camisa lleno de chocolate y nata, oliendo a alcohol, en medio de aquellos aullidos espantosos. A día de hoy no se nada de mi acompañante, salió y no volvió a aparecer nunca mas .....



miércoles, 8 de enero de 2020

Te fuistes y yo te dejé escapar

A quien dejé escapar

Hay momentos en los que creemos que estamos haciendo lo mejor. Hay momentos en los que, por eso de la estupidez humana, creemos que estamos haciendo lo correcto, y nos estamos equivocando. Tantas veces, las emociones nos juegan una mala pasada y nosotros, simplemente, nos dejamos llevar. Los impulsos nos inducen a las malas decisiones.



Podría decirte que de los errores se aprende pero, lo cierto es que de nada me sirve tener ahora la lección aprendida. Porque un día te perdí, un día antepuse lo insignificante de la vida, me agarré a las excusas que se me ocurrían y que se me escurrían de entre los dedos, como lo poco que quedaba de nosotros. Un día me ahogué en las preguntas y naufragué en un mar de dudas. Un día, hace tiempo, me enseñé que hay personas a las que jamás podré olvidar. Que hay recuerdos que jamás podré borrar. Que hay errores que no se pueden enmendar y, desde entonces, te prometo, que no he dejado de luchar por quien merece la pena.
Sé que ya no sientes nada por mí. O al menos, eso espero. Nunca quise que me esperaras. Ni siquiera sabía si algún día iba a volver. Un día alguien me dijo que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Creo que, de lo primero, los dos tuvimos suficiente. Sé que te hice daño pero créeme cuando te digo que todas esas dudas me quemaban por dentro, que no sabía qué hacer, que me daba miedo, que fui un cobarde, que lo siento. Créeme que nadie más que yo quería tenerlo todo claro, que nunca quise que se me nublara el juicio. Nunca quise hacerte daño. Que quería tenerlo todo, y ese fue mi mayor error.


Sé que me has olvidado o, al menos, que lo estás intentando. Y no te culpo. Todo lo que te haga daño hay que alejarlo, porque si por algo estamos aquí es para ser felices y no deseo otra cosa para ti. Sé que has rehecho tu vida o, al menos, que ya no acostumbras a pasarte por aquí, que ahora miras la vida con otros ojos, y que son otras pupilas las que te observan. Suerte la suya. Espero que la persona que esté a tu lado, no importa quien, te quiera por encima de todas las cosas, espero que te valore, porque si hay algo que no te dije lo suficiente es que eres una persona maravillosa.


Sólo espero que no me culpes. Que ya no lo hagas. Y que si lo haces, me perdones. Que comprendas que todos nos equivocamos, que las cosas pueden hacerse mejor o peor, pero que en ocasiones no hay forma de parar el engranaje. Que una cosa lleva a la otra, y cuando nos damos cuenta el tren está a punto de descarrilar y nos encontramos al borde de precipicio. Sí, pude haberlo hecho mejor. Sólo espero que no quemaras todas mis cartas y que algún día, dentro de todo el tiempo que necesites, se te ilumine la cara al volver a leer mis letras saltarinas, que en aquel momento bailaban sólo para ti.
Pero también te confieso que, en el fondo, espero que en algún momento te acuerdes de mí. De los momentos buenos, de lo feliz que te hice y, sobre todo, de los inmensamente feliz que me hiciste tú a mí. Te confieso que, de vez en cuando, cierro los ojos y me imagino que nada ha cambiado. Que aquel día gris en el que nuestros caminos se separaron no fue más que una tormenta pasajera. De vez en cuando me pregunto qué habría sido de nosotros si hubiera encontrado respuestas a mis preguntas. Pero no te preocupes, eso apenas dura un segundo, cuando los viejos recuerdos me juegan una mala pasada.


Siempre recordaré nuestra historia, nunca dejará de sorprenderme tu peculiar forma de ser, única e inigualable, y la suerte que tuve de encontrarte aquel día por primera vez. Espero que la vida te sonría, tanto como tú me hiciste sonreír a mi.