-Ni lo sueñes, lo pienso averiguar ahora.
Todo empezó cuando la parte humana se apiadó de aquella hermosa mujer y le confesó la dualidad de sus dos personalidades.
-Tengo que confesarte algo, ahora que tenemos confianza ¿has oido hablar de los licántropos?
La contestación de ella le descolocó completamente.
-¿Que tipo de hombre lobo eres?
-¿Ehhh? No me digas que hay varios.
-¿Eres alpha o beta?
La confusión se apoderó de aquel pobre ser dual.
-¿En que se diferencian?
-Los alpha son más salvajes, se parecen más a los lobos en estado puro, pueden convertir a otros en hombre lobo y lo más importante, todos sus atributos son más grandes. Los beta tienen un comportamiento más parecido a los humanos, piensan más lento y tienen dudas acerca de su condición.
Te seré sincera ya que me lío, al menos que sea con un ejemplar de clase alpha. Ahora bájate los pantalones si quieres que lo compruebe.
-¿Seguro que no prefieres en el pleno apogeo de la Luna?
Los pantalones cayeron al suelo, dos piernas increiblemente musculosas y una gran polla entre dos moles surgió, entre aquellas desgastadas telas, la penumbra daba paso a los primeros rayos de Luna y la lujuria en estado puro se adueñó de aquel ambiente. Era un auténtico ejemplar alpha.
Le acarició aquel tronco venoso desafiante y notó un estremecimiento convulsivo y una corriente atravesó su propia espalda. Temblando
-Debo atarte por mi integridad.
-Hazlo rápido que no respondo.
Unas esposas de plata, varias cuerdas atadas a los tablones de la cama le inmobilizaron casi por completo, luego se acercó a su gran pene, bajó su piel con la yema de sus dedos y paseó timidamente su lengua por aquel glande esférico y enorme, buscando aplacarle, embriagada por su sabor intenso, los primeros rayos de Luna iniciaron la terrible transformación, acelerándose por la culpa de sus manos suaves entre sus muslos durísimos y la introducción de aquel pene casi gigante en su boca, dejando que su expansión profunda y salvaje contagiase su propia respiración.
Ella se acercó a su noble rostro, dejó que la boca de él convirtiese en jirones su vestido, sus pechos flotaban en el aire, luego dejando que oliera y saborease sus intimidades mas ocultas dejando que una lengua musculosa y caliente descubriese caminos jamás alcanzados por ningún peregrino, saboreando sorbo a sorbo su néctar, luego dejó que su vagina humedecida apretase y resbalase por aquella verga dura, se dedicó a rozarle hasta que soltó un alarido profundo como el llanto de un niño que heló la sangre a todo el vecindario, se iluminó la estancia como si tuviera vida propia por los rayos furtivos de luna para luego dejarse empalar por lanza tan deliciosa, lo humano se transformó lentamente en encandilamiento divino, mientras en la boca de ella apareció un esbozo de sollozo.
-Tengo que decirte algo que no te va a gustar.
-Desde el primer momento sabía que eras una cazadora, soy un animal salvaje y no pienso en el más allá. Tu eras mi doncella y debía conseguirte como fuera aún a costa de mi propia libertad.
-Bueno, digamos que no estás capturado del todo, nos quedamos una noche más ya te entregaré mañana con más calma.