CHANOYU 'La Ceremonia del té'
Primero una comida ligera, llamada Kaiseki.
Luego Naka-dachi, o pausa intermedia.
El Goza-iri, en la que se sirve un tipo de té espeso
Y la Usucha o fase final, en la que se sirve té claro.
La ceremonia completa dura unas cuatro horas
aunque muchas veces se limita a Usucha
aunque muchas veces se limita a Usucha
que dura alrededor de una hora.
Los hombres llevan kimonos de seda de colores lisos
y los tradicionales tabi (calcetines) blancos.
Las mujeres llevan también kimonos blasonados y tabi blancos.
Influenciada por el budismo Zen cuya finalidad,
es purificar el alma,
mediante su unión con la naturaleza.
Es el símbolo del esfuerzo por conseguir
el reconocimiento de la verdadera belleza,
que reside en la sencillez y la simplicidad
con la mayor economía de movimientos
el reconocimiento de la verdadera belleza,
que reside en la sencillez y la simplicidad
con la mayor economía de movimientos
cuando el que las lleva a cabo es un maestro experimentado.
La ceremonia del té es lenta
para las ganas que te tengo
Hay una taza de té hirviendo
tu sentada ojeando un libro abierto.
Tetera de arcilla agua calentando
Te ordeno que sigas leyendo
Desato tu de tela apretado cinturon
Tu subes del Kimono los pliegues
mis manos navegan por tu vientre
Luz plata se cuela por la ventana
En tu cuerpo se va adhiriendo
Me abandona la tranquilidad
Mientras empieza a subir la marea
Lleno mi boca de té ardiendo
El calor me inunda de lágrimas
Sujeto el libro para que no mires
Trago el té a duras penas
La garganta me abrasa
Me acerco de nuevo
Te hago entrar en mi boca
Que el té ha dejado encendida
Te expandes entre mis dientes
Flotas suave por mi paladar
Agarras el libro sin leer
Desde las punta de mis dedos
Hago caer unas gotas más de té
En mi lengua hay dos ardores
con el mismo sabor
de tu boca tus carnosos labios
y de tu piel el fuego abrasador
La lenta ceremonia de té
que no consigue aplacar
La sangre que corre ardiente
en la marea ya desatada
En furia menoscabada
brindamos con tazas de arcilla y plata
mientras por las persianas
los hilos de argento nos atan.